(Panama City – Buenos Aires – La Plata)
Un poco más de las doce del mediodía, después de mi bienvenida empezó el "corre-corre" porque el flecha bus que tomaríamos para irnos a Iguazú, Misiones salía a las dos de la tarde y teníamos que llegar a La Plata a dejar algunas cosas, preparar lo que en realidad necesitáramos y yo tenía que ducharme fuertemente.
Tomamos un taxi, fuimos escuchando durante todo el camino a Bersuit Vergarabat y Buffoni estaba desesperada porque habláramos, conversáramos de todo pero yo estaba embelezada viendo las carreteras, las estructuras, el paisaje, lo más mínimo para archivarlo en mi cabeza y tratar de no olvidar.
Llegamos a La Plata, al mono-ambiente de Buffoni, más acogedor de lo que se ve por fotos y la camara-web. Teníamos el tiempo encima, yo tenía gran parte de mi equipaje listo pero faltaban cosas por atender, como mencioné antes. Hacía un frío del carajo. No me excuso por la palabra porque es mi relato y nadie más lo puede corregir. Los tickets menos mal estaban comprados ya, solo faltaba llegar a la estación, si es que encontrábamos un taxi que nos llevara a la estación. Era Domingo, no había tanto tráfico así que nos adentramos un poco más entre las calles en diagonal de esta ciudad de estudiantes, sin encontrar nada. Los bultos encima, luego al rastro y solo me pasaba por la cabeza cual sería el itinerario de la semana si no nos podíamos ir hoy a Iguazú.
Y… llegamos! Ahí nos estaba esperando el flecha bus con destino al Norte del Sur, como si fuéramos las más!… Las más VIP! A desmontar bultos y armarse de valor para seguir aplastando el trasero por un día más. Todo el camino observando el trayecto, hablando poco, pareciera que hubiera desaparecido la confianza de un día para otro entre Buffoni y yo, porque no me salía empezar la conversación. Pero como siempre, me tiene paciencia la nena!, no dejaba de joder con la cámara y de jugar como si fuera de kinder, comiendo un par de snacks, de reojo mirando Pirates of the Caribbean (II), hasta que llegó la noche y como soy nocturna empecé a hablar un poco.
La noche se hizo corta, comimos un poco de arroz con pollo y conocimos al co-piloto del bus que resulto ser un pasado de onda (servicio del paquete todo incluido del flecha bus).

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