(Les invito a visitar mi nuevo blog: Le Moustre's Art Center)


Esta es una versión digitalizada de lo que han sido mis viajes, hasta ahora, por los diferentes rincones de este mundo, del cual podrán conocer un poco más a través de mis ojos, mis descripciones, mis pensamientos, mis andanzas, además de los obstáculos, los disgustos, las gratas e ingratas sorpresas que tuve que experimentar para llegar a esos lugares que escogí para encontrarme, explotar y satisfacer mis sentimientos e ilusiones.

El nombre surgió a partir del momento en que decidí que realizaría una "trayectoria viajera" por el Sur de América en el 2006, empezando por Argentina. ¿Por qué? Lee y encontrarás mis razones más adelante. El viaje se extendería por Brasil, quizás Paraguay (no estaba previsto ni detallado en planes exactamente), Uruguay y, el regreso al punto de partida, Argentina.

Los viajes que realicé anteriores a mi trayectoria de viaje no los detallaré como tal, a lo mejor los mencionaré entre tanto o hablaré de algunas personas importantes que conocí durante, porque no tendría sentido mencionarlos si no se llevaron a cabo después de que tomó vida este proyecto, a parte que no siempre fueron un sueño.

Trayectoria Viajera: Floripa, Brasil

27 de Julio / 1 Agosto 2006

(Florianópolis - Santa Catarina – Porto Allegre)

Llegamos después del medio día, habíamos reservado en otro hostal, pero no dimos como llegar al lugar de una. Así que Buffoni se las arregló para conseguir un cuarto en una posada en Barra do Lagoa. Las dudas me tenían al gárrete, no quería quedarme ahí por la impresión del lugar, pero al final aprendes que las apariencias siempre engañan.

Nos quedamos ahí; el frío nos azotaba de nuevo después de haber estado en el calorcito por unos días, ese que había encontrado al norte de Argentina, en Brasil y en Paraguay… Ahora se sentía aquí en Floripa, porque geográficamente habíamos descendido, lo sentía hasta en los huesos como en La Plata, ese día que llegué.


Esta “Trayectoria Viajera” tenía que incluir a Florianópolis, no se podía quedar por nada del mundo. No me equivoqué. Mi lugar favorito para relajarme totalmente sería Floripa. Es una genialidad, entre las montañas hay lagos, puedes ver el mar mientras vas subiendo y dejando atrás las mismas montañas y de pronto chocas con una ciudad totalmente contemporánea. Una ciudad cuidada, limpia, pero que nos pegó un susto una noche que un borracho nos dio la impresión de caernos atrás!
La playa es hermosa, lástima que hacía tanto frío y nos tuvimos que conformar con solo observarla, comprar algunas bebidas y sentarnos a hablar, escribir, ver a los jóvenes jugar fútbol y a otros locos surfear.
En el área de Barra do Lagoa donde el río hace su cauce nos encontramos un pingüino pequeño nadando en las aguas, estaba enfermo para el ojo de Buffoni, pero independientemente de eso a mí me hizo recordar que este viaje era el mejor!... el más, más! Estaba viendo a un pingüino en vivo y en directo, quería tirarme al agua a abrazarlo, darle besos, hablarle y decirle todo lo que sentía por él!
Bueno, bueno, bueno, hay que seguir enseñándoles a Floripa. Es una composición ilusionista, para mi gusto; podría mudarme a vivir un tiempo por esos lares. Salimos de shopping, aproveché para comprar una memoria para la cámara y para darme un banquete de comida de todo lo rico del mundo. Por día comprabamos galletitas para desayunar, el jugo aquel que tenía un sabor extraordinario (parecía morir soñando pero más ligero) y uno que otro día salíamos a cenar para acabar bebiéndonos unas caipirinhas.

De 10!...

Cuando fuimos a comprar los pasajes para continuar nuestra trayectoria viajera hacia Uruguay nos informaron que no tenían rutas directas hasta Montevideo desde Floripa, que tendríamos que parar en Porto Allegre y allí comprar la conexión. Y… a ver!, no hay mucho que pensar, no nos queda de otra que tirarnos para Porto Allegre, pasar una noche allí y conocer el lugar. Idea a concretarse, nada más que hablar.

Era de noche cuando arribamos a la estación de buses, pasamos por la caseta de información y hablamos en inglés con un chico medio metálico, necesitábamos encontrar un hostal o posada donde quedarnos. La opción más rápida apareció y agarramos un taxi que no titubeó en ningún momento en decirnos que teníamos que andar con cuidado y con los ojos bien abiertos para todo, al parecer el Ritz no estaba ubicado en una zona tan segura y la pinta no era para no dejarse de espantar por unos segundos, aparte que el recepcionista del hotel se la daba en rudo. Bueno, por ahí pagamos porque tampoco nos íbamos a trotar para encontrar otro lugar donde quedarnos y más con ese frío que se sentía. Fuimos a cenar cerca del lugar, no dejamos de mirar para todos los lados, de estar atentas de todo lo que se movía a nuestro alrededor; no sé si tomé una postura de predisposición pero no se sentía segura la ciudad.
Después de comer una carnita, french fries y ensalada, seguimos un poco más al sur hasta que nos encontramos con un bar, pero claro decía afuera en un cartel que sin identificación no se dejaba pasar a nadie, “las chicas” las habían dejado en el hotel. Nos dispusimos a buscarlas y regresar, conocer el ambiente de noche en Porto Allegre, pero seguido llegamos a la habitación yo me tiré en la cama y no quise pararme jamás.

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